lunes, 12 de enero de 2009

Y corri... San Silvestre Internacional 2008



Pues al fin llego la San Silvestre. Con una escasa preparación fruto de mi lesión, con los inevitables dolores de rodilla pero con muchas muchas ganas acudí a la que seria sin duda mi particular fiesta running. Por fin participaría en la Internacional de Vallecas!!. Primero acudí a la Popular para hacerme eco de lo que allí sucedía... ya no me acordaba lo que era... una tremenda fiesta! Se me puso la carne de gallina. he participado varias veces en la popular pero nunca la había visto desde fuera. La música en directo, el speaker, los focos, las camisetas verdes, los nervios y por fin la salida. Una marea verde por concha espina! Que preciosidad.




... y luego me tocaba a mi. Yo entre un grupo reducido de unas 1000 personas. Salí sin presión porque el crono, dado mi estado de salud, no iba hoy conmigo. Lo único que quería era disfrutar y no llegar el ultimo jeje. Las molestias no aparecieron en la carrera aunque no iba fino. Yo seguía en mi grupillo, tranquilo, aguardando los últimos kilómetros de subida y que espectáculo! la gente se agolpaba en las calles aplaudiendo y estas se estrechaban. Los niños poniendo las palmas para estrecharlas, las voces del gentío dando animo en la cuesta, los spray de nieve que ya escaseaban... Fue muy emotivo, casi divino, y además ayudan a hacer la cuesta menos dura. Y por fin el estadio del Rayo. Una ultima vuelta de honor con la gente animando desde las gradas para finalizar con una sensación de gloria por lo vivido, con euforia, exultante, brillante. Mi crono fue muy malo, minuto y medio peor que el año pasado en la popular pero no importaba porque corrí, por fin, la internacional y por un día sentí que hoy era un atleta madrileño

1 comentario:

Deunaisla dijo...

Esos momentos son los importantes en la vida de una persona. La felicidad total no existe y su busqueda no podría más que crearnos amargura. Esos pequeños momentos en que nos sentimos realizados, en que hemos alcanzado la meta a nuestro esfuerzo y del que siempre podemos vanagloriarnos de haber realizado. Esos momentos de gloria que pedurarán en nuestra memoria y que hacen sentirnos vivos e ilusionados por nuestra existencia.